De la familia de la alcachofa, su origen se sitúa en el Mediterráneo, y su consumo resulta especialmente popular en la Ribera del Ebro de Navarra, Aragón y La Rioja, y en el País Vasco. Nuestro cardo proviene de una semilla seleccionada genéticamente a lo largo de generaciones, que tiene las pencas más blancas y tiernas.